top of page

                                         SIMBIOSIS Y  ANEMONAS            

Escribir sobre la simbiosis de las anemonas, puede parecer un tema ya conocido, pero realmente continua siendo uno de los espectáculos más llamativos que podemos observar en un acuario de arrecife, y a la vez , todavía guarda secretos que escapan a nuestra comprensión.

que se permitió a nuestros antecesores acuariofilos marinos, contemplar el espectáculo, maravilloso de una anemona con sus payasos hospedantes. Ya en el año 1881, se consiguieron mantener los primeros ejemplares de estos cnidarios en acuario, y aunque los resultados eran algo más que pobres, el deseo de conocer y comprender, de estos naturalistas, nos ha  permitido en la actualidad disfrutar los avances técnicos y de conocimientos que ellos comenzaron.

¿Os imagináis vuestro acuario marino con los aparatos y equipo de hace más de 120 años?

Desde luego para mí, tiene mucho más mérito y dificultad, de los que ahora  pretendemos saber algo.

La conocida relación, es a día de hoy una de las estrellas en los acuarios públicos, donde siempre se encuentran tanques llenos de anemonas y payasos siendo uno de los focos de atracción para el gran público, pero también, los dos animales se han mantenido durante más de 30 años, entre las variedades más vendidas en el mercado ornamental.

Sin embargo y a pesar del tiempo transcurrido y de las innumerables horas, dedicadas por muchos científicos, a su investigación, todavía no se ha conseguido saber con exactitud, los mecanismos que permiten a los peces payasos y otros hospedantes, refugiarse entre los tentáculos de su mansión, sin ser inmediatamente paralizados y comidos.

Mecanismos de simbiosis:

La palabra simbiosis, sin entrar en profundidad en su etimología, viene a significar “vivir juntos”.

Comúnmente, tenemos dos partes implicadas, un hospedante y un simbionte, esta relación no genera perjuicio para ninguna de las dos partes, (ya que entonces seria parasitismo), y puede beneficiar a una sola de ellas, simbiosis unilateral, o a ambas.

Las anemonas viven en prácticamente todas las aguas del mundo, desde el ecuador hasta los polos, y desde aguas superficiales a grandes profundidades. En la actualidad disponemos de más de 1000 especies catalogadas, pero apenas una decena, mantienen una relación simbiótica con peces, otras sin embargo se añaden a la lista ya que numerosos crustáceos también se encuentran dentro de las anemonas, pero en este artículo nos referiremos a las anemonas, junto con peces.

La zona con más especies de anemonas y peces payaso, la encontramos en las costas del indo pacifico, cerca de Nueva Guinea, allí se encuentran las 10 especies de hospedantes, junto a 8 de peces payaso. Pero en los arrecifes más visitados por los buceadores recreativos, solemos encontrar la mitad de estas cantidades de anemonas y peces payaso simbióticos.

En cuanto a los peces payaso, tenemos 28 especies diferentes, todos del genero Amphiprion, excepto una, Premnas biaculetus,  también debemos considerar a otra especie de pez damisela, el Dascillus trimaculatus, ya que se encuentra en numerosas ocasiones, y en gran número, realizando una autentica simbiosis unilateral con estas.

Todas las anemonas hospedantes, se encuentran en aguas poco profundas, a menos de 50 m, ya que en su mayoría consiguen una parte del alimento gracias a la simbiosis que realizan también con las algas zooxanthelas de su tejido, estas desprenden compuestos que aprovechan las anemonas, y por ello, dependen de recibir una cantidad de luz apropiada para permitir la vida de estas algas en su interior. Por ende, los payasos también los encontraremos en la misma cota máxima de profundidad, a excepción de individuos itinerantes que esporádicamente estén alejados del hospedante.

Algunas especies viven alojadas entre grietas de rocas o corales muertos, otras viven ocultando su pie donde se encuentran las rocas con la arena, y solo unas pocas especies simbióticas, con la base enterrada en la arena.

Estos animales, mientras las condiciones físico químicas del agua se mantengan en parámetros habituales, pueden vivir durante muchos años sin desplazarse, siendo algunas conocidas por diferentes promociones de científicos que las visitan para sus estudios.

Cuando se retiran los payasos de una anemona, es conocido por los pescadores de ornamental, que en espacio de tiempo breve, se hallará de nuevo ocupada por otros, convirtiendo esta anemona en una especie de estación de captura, donde se puede ir recolectando periódicamente una cosecha de payasos para el mercado.

La pareja de payasos habitual, también se mantiene fiel a su huésped, criando muchas generaciones en la misma anemona, tenemos un fenómeno conocido como reclutamiento, tratándose del regreso a esta, de algunas crías nacidas en ella, y que los padres toleran hasta alcanzar la edad adulta, expulsándolos cuando llega el momento, estos ejemplares, deambulan en las cercanías hasta encontrar un nueva anemona, que en ocasiones comparten con otras hasta que se genera otra nueva pareja dominante.

Sin embargo en la naturaleza, es casi imposible encontrar payasos sin anemona, ya que sin su protección, están destinados a una muerte segura por depredación.

A su vez las anemonas simbióticas, cuando no disponen de payasos, son atacadas por peces oportunistas como Chaetodon, por tanto podemos suponer que los payaso también protegen a la anemona de estos predadores.

De este modo descubrimos que la relación simbiótica de peces payasos y anemonas hospedantes, tiene un beneficio mutuo importante, como la protección bilateral.

Se observa con facilidad tanto en acuario como en la naturaleza, una relación más estrecha si cabe, vemos a los peces limpiar en ocasiones con su boca, los tentáculos de las anemonas, alejar restos de mucosas y deshechos de la digestión y eliminar crustáceos que la pueden parasitar, este limpieza continua, seguramente también evita posibles infecciones por hongos y bacterias de las heridas que se puedan producir.

Vemos también como los payaso utilizan el sustrato justo por debajo de la base de la anemona, como soporte para sus puestas y alevinaje, seguramente es la nurseria más segura que se puede encontrar en un arrecife.

Es tal la fuerza de este vínculo simbiótico, que como hemos comentado, resulta casi imposible encontrar a ninguna de las dos partes, sin la otra, cualquiera de las dos sucumbe, esto ha hecho afirmar, hasta hace pocos años a la comunidad científica, que las anemonas hospedantes no pueden sobrevivir sin los cuidados de los payasos y estos, a su vez, tampoco sin anemona.

Hoy día ya sabemos que hay criaderos profesionales, donde tenemos parejas de payasos criando de forma intensiva, en acuarios asépticos, por más de 20 años, y anemonas en acuarios sin payasos, ( ni depredadores ) también en pleno esplendor, por lo que esta afirmación, solo la daremos como válida en el medio natural.

La cuestión de la simbiosis es: ¿Cómo es posible que la anemona distinga al payaso de otros peces sin atacarlo?

Aquí es donde todavía quedan muchas lagunas por resolver, y seguramente se deba a diferentes factores combinados.

Ya sabemos que los tentáculos de las anemonas, disponen de unos arponcillos urticantes, los nematocistos, que agreden a cualquier animal que entre en contacto con ellos, hecho que no ocurre cuando la toca un objeto inanimado.

Ya nuestros predecesores, tenían hipótesis que se han alterado con el tiempo, algunas curiosas:

Las especies de anemonas hospedantes no tienen nematocistos, falso, ya que estas paralizan a otros peces.

Los peces nadan entre ellos pero no tocan los tentáculos, incierto, cuando se generalizo el mantenimiento de acuarios, con iluminación adecuada, ya se vio que los Amphiprion no solo tocan, sino se sumergen entre ellos. Sin embargo en el caso de Dascillus trimaculatus, si parece que sea así, además de algunos peces del Caribe, que se ocultan en la noche sorteando los tentáculos, escondiéndose en el tronco.

 

Otra teoría versaba sobre la resistencia de la piel de los payasos, pensando que esta era más gruesa de lo normal, pero las anemonas capturan peces más grandes y robustos, de piel más dura sin problemas, incluso la mano del acuarista, en algunas especies de forma firme y molesta.

Y la más extendida durante tiempo, que los payasos eran inmunes al veneno, esta teoría también quedo entre dicho cuando payasos que se mantenían alejados durante mucho tiempo, eran atacados en los primeros acercamientos.

Davenport y Norris, realizaron experimentos, demostrando que era la mucosa generada por los payasos la que los protegía de los ataques, y que esta protección se adquiría de manera gradual, con acercamientos y frotes progresivos por los payasos que no habían convivido.

Esta aclimatación puede variar en función de la especie de anemona, de Amphiprion, y más recientemente por el hecho de que sean peces criados en cautividad. Con peces salvajes esta inmunidad de adquiere en un espacio entre unos minutos y varias horas, pero hemos observado en peces de granja, que puede llevar varios días, incluso semanas antes de hallarse protegidos totalmente, incluso algunos ejemplares, prefieren otros huéspedes antes que una anemona salvaje.

Todavía tenemos defensores de la teoría, que los payasos, en su frotis continuo con la anemona, se impregnan con su mucosa, pasando desapercibidos ante los tentáculos.

Esta inmunidad depende en gran medida de la especie de payaso y de anemona, tenemos payasos que utilizan diferentes tipos de hospedante, y otros más  selectivos,  como Premnas.

Parece que cuanto más hospedante especifico es cada payaso, más compleja es la readaptación, por lo que suponemos que cada especie genera unos compuestos biológicos que inhiben el ataque, para cada especie de anemona.

Un payaso que haya vivido en acuario con un sustituto de anemona o en un coral como Sarcophyton, necesita de un periodo de adaptación ante ella, incluso cuando se cambia la especie de anemona, tampoco pueden ir directamente, por lo que cada payaso genera un compuesto diferente para cada especie de anemona.

Como hemos comentado, encontramos en el mar anemonas hospedando a grupos de Dascillus trimaculatus jóvenes, aun manteniendo payasos, pero no encontramos adultos, y esporádicamente algunos labridos, esto se llama, simbiosis facultativa, como relación esporádica en el tiempo.

Hemos visto como hay 28 especies de peces payaso, y solo 10 de anemonas simbióticas, tenemos payasos que solo se relacionan con una especie de anemona en la naturaleza, Premnas, y otros como A. clrakii de “ relaciones fáciles” que aceptan todas las especies diferentes, un fuera de serie.

Igualmente hay anemonas que apenas son solicitadas y anemonas que aceptan casi todas las propuestas. Entacmea quadricolor, Heteractis crispa y Stichodactila mertensi son las más solicitas con unas 14 especies adoptadas

Esto es interesante, para los acuaristas, desde el hecho de seleccionar que anemonas debemos tener para nuestros payasos, más allá de las consideraciones técnicas de cada equipo.

Ya que si ponemos una anemona muy bonita para nuestro criterio, a nuestro payaso no se lo parece y  a lo peor nos quedamos esperando que entre en ella, colocándose, en una Euphyllia, Sarcophyton, o cualquier cosa antes que la escogida. También tendremos en consideración, la proliferación de A. Ocellaris en el mercado,  cultivado a gran escala, donde algunos ejemplares parecen haber perdido todo tipo de interés ante anemonas suculentas e insinuantes, como si fueran peces desnaturalizados, ¿o lo son?

Vamos a proponer una tabla de relaciones simbióticas en la naturaleza, que en acuario y solo en algunas ocasiones puede ser alterada por la competencia entre ellas, cuando tenemos varias especies de payasos juntas, o por el propio comportamiento de cautividad que interfiere de forma atípica.

Las 10 especies de anemonas hospedantes son:

Cryptodendrum adhesivum, Entacmea quadricolor, Heteractis aurora, H. crispa, H. magnifica, H. malu, Macrodactila doreensis, Stichodactyla gigantea, S. haddoni, y S. mertensi.

De las especies de payaso más comunes en acuario, Amphiprion akallopisos, aceptaría a H. magnifica y S. mertensi.

  1. clarkii, a todas.

  1. ephippium a, E. quadricolor, H. crispa

  1. frenatus a, E. quadricolor.

  1. Melanopus, a E. quadricolor, H. magnifica y H. crispa.

  2. Ocellaris con, H. magnifica, S. gigantea, y S. mertensii, en ocasiones E. quadricolor.

 

 

  1. Percula, H. crispa, H. magnifica, S. gigantea.

  1. Peridarion, H. crispa, H. magnifica, M. dorensis, S. gigantea.

A,. polymnus, H. crispa, S, hadonni.

Premnas biaculeatus a E. quadricolor.

 

Por último, Dascillus trimaculatus se encuentra en : E. quadricolor, H. aurora, H. crispa, H. magnifica, M. dorensis, S. haddoni, S. gigantea, S. mertensi.

 

Con esto, tenemos una nocion para establecer una relación simbiótica en nuestro acuario, debemos prever, también el tamaño que puede alcanzar cada especie de anemona y las posibilidades de espacio, ya que una S. gigantea solo debería mantenerse en acuarios de al menos 600 litros.

Por lo general, recomendamos mantener una sola especie de payaso en cada acuario, y a no ser que este sea de tamaño considerable, solo una pareja, para mantener una grupo, o diversas especies, es recomendable disponer de varias anemonas para que puedan ocuparlas sin interferir sus territorios y hospedantes.

Puede ser una buena idea, colocar especies de anemonas que ocupen nichos diferentes para repartir estos territorios, H. magnifico o E, quadricolor, tendrán tendencia a ubicarse en rocas altas, expuestas a las corrientes y luz intensa, y M. dorensis o H. crispa, a permanecer cerca del suelo, ocultando el pie en la intersección de la arena, con esto lograremos aprovechar todas las dimensiones del acuario y evitar disputas por territorios sobrepuestos.

Disfrutar contemplando la simbiosis de nuestros payasos, seguramente será la mayor satisfacción que un acuario marino puede ofrecer a su cuidador.

bottom of page